Este año Star y yo hemos decidido hacer los deberes cuando estemos en Paris. Qué es eso de hacer los deberes? Pues es un término acuñado en su día por Cristinita Bodelón que hace referencia a lo que uno se obliga a hacer, con más o menos ganas, para no llevar una existencia anodina.
Mi tendencia natural es la abulia (no confundir con bulimia) un estado anímico dominado por la apatía, la desgana, la neofobia, el miedo hacia lo nuevo, lo desconocido. Una situación que me hace preferir antes lo malo conocido a lo bueno por conocer; que interfiere en el desarrollo tanto de lo personal como de lo profesional, y que se extiende por todos los aspectos de mi vida. De ahí que este blog se llame Miro la vida pasar... porque eso es lo que precisamente hago. La letra del tema "Miro la Vida Pasar" de Fangoria me resume a la perfección.
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En muchas ocasiones me obligo a hacer cosas para que mi vida se mantenga más o menos oxigenada, y no me refiero a los potingues decolorantes que de vez en cuando me echo por la cabeza, sino a experiencias, contactos, relaciones y anécdotas. Mi tendencia me hace recluirme en casa, pero me obligo a salir; mi tendencia me lleva a la soledad, pero me obligo a relacionarme. A veces los deberes salen bien y me mantienen vivo, pero otras veces me rebelo contra mí mismo y me encierro en la crisálida hasta nueva orden.
Ya sé que puede sonar raro, pero si no fuera por los deberes, creo que jamás habría hecho nada digno de mención en estos 29 años de pasividad vital.
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Bueno, pues Star, que es otra neófoba de mucho cuidado, ya me ha advertido que este año tenemos que superar lo de Marraquetch. Este año nos informaremos de los monumentos que hay en Paris, de la ruta más idónea para visitar el mayor número de cosas, y mantendremos un horario férreo de callejear y de fotografiarlo todo.
¿Y qué pasó en Marraquetch?
* pensamos llevar toallas y protección para no quemarnos en las impresionantes playas de Marraquetch, hasta que nos dió por mirar el mapa el día antes de nuestra partida, y descubrir que Marraquetch es de interior.
* hasta estar allí no nos dimos cuenta de cuántos días debíamos de estar en el Hotel (sic).
* nos pasamos la mayor parte del tiempo en la piscina del hotel viendo al chulazo del socorrista mientras que nuestro grupo brujuleaba por las calles a 50 grados.
* no nos quedó claro si visitamos el zoco, porque aún hoy no tenemos muy claro si pasamos por allí o no... en fin.
Fue un viaje maravilloso, irrepetible y divertidísimo pero de dos descerebradas en apuros al estilo
Romy & Michell.