miércoles, 29 de agosto de 2007

La family aumenta

Tras mi (reiterada) estancia en Punta Cana he pasado una maravillosa semana de descanso en Madrid con el que te cuento, que me ha traído una nueva adquisición directamente desde Murciland. Cherry, con chapa de la Carrá, posa entusiasmada con Vigo para nuestro fotógrafo en exclusiva.

La susodicha se llama Cherry, de azarosa vida y oculto pasado, y se pavonea en su bikini de canalé allá donde va. Con su difícil cara a la remanguillé y su melena ladeá, ha revolucionado el vecindario de mi room y se ha convertido en una buena confidente y compañera de almohada para Vigo.

miércoles, 15 de agosto de 2007

Cuba: quiero bailar la salsa

Se dice que en Cuba todo es sensualidad, cuando no, explícita sexualidad. Lo cierto es que nada más llegar a mi habitación, me encuentro con estos cuadros:



¿Son cosas mías o estas frutas tropicales me están sugiriendo algo que sólo yo veo? ¿El artista sufrió un lapsus freudiano cuando lo pintó?.
Y aquí poso yo, en el ventanal de mi room.
La Habana, ciudad donde se dan dos estéticas fundamentalmente. La del espléndido pasado colonial español, del que quedan algunos vestigios:

Escuela Primaria Carlos Hernández Fernández...

...Capitolio y Teatro Nacional de Cuba. Precioso.

Y construcciones soviéticas de un funcionalismo tan frío y áspero como el hormigón armado del que están hechas y que constituyen un extraño horizonte urbano:



Una encantadora casita de chocolate colonial, flanqueada por un tosco edificio de más de 400 viviendas y otro crimen arquitectónico de color rosa.
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Hasta un sitio en principio alegre y colorín como un parque infantil se ve atrapado en esa estética rancia, pobretona y gélida comunista. Al fondo, barracones.
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El Sábado dimos una vuelta por los mercadillos, y visitamos la catedral barroca.


Allí, un simpático cubano nos insistió para que fuésemos a comer a un lugar cercano. Creíamos que sería el "relaciones públicas" de un restaurante; pero no. ¡Nos llevó a su propia casa!
¿Una casa en ruinas? ¡No! ¡Un Paladar en pleno auge!!
Donde su mujer se afanaba en cocinar para todo aquel que quisiera pasarse por el comedor de su casa. Y allí nos encontramos, dispuestos a almorzar en el comedor de una casa privada, entre fotos de la comunión del niño y de la abuela y cascotes por doquier.
Estos sitios se llaman Paladares, y algunos hasta pagan impuestos aunque la mayoría es de trapicheo, como todo en aquel país asolado por el Comunismo y el bloqueo internacional.
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Un Comunismo del que hay muestras en cada calle, en cada esquina, con fotos del dictador Castro y las consabidas del Che.
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Después fuimos a la Casa Asturiana, que al igual que la Casa Gallega, son palacetes donde se dan cita españoles o descendientes de españoles a degustar sus platos autóctonos sumidos en la nostalgia.

Si no poso con la banderita, me da algo.


El Edificio Bacardi, con su legendario murciélago en la cúspide.
Los coches, son genuínos de los años 50, sobretodo de la marca Chevrolet. Y aunque parezca mentira aún funcionan! Muchos cubanos utilizan a modo de taxis, sus coches particulares para sacarse unos pesos.

El colorido de las calles, a veces es espectacular.


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Una cosa que aún se me escapa es porqué los autobuses escolares son franceses. Que yo sepa, ningún país francófono ha sido nunca comunista...


Un dato curioso: me han comentado que la embajada de EE.UU, se halla rodeada de altísimas banderas negras, de luto riguroso (con una estrella, por supuesto), para tapar y eclipsar la bandera yanquee de las barras y estrellas...

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El Domingo me fui a dar una vuelta yo solo por ahí. El hotel estaba al lado del Malecón, por lo que el paseo por allí era de obligada visita. Lo cierto es que el Malecón no es nada: tan sólo un paseo marítimo de cemento armado. Aún así es tan mítico y tantas veces fotografiado que no me pude resisitir.

Washingtonia Melancóliquez , ante el azul inmenso.


Jóvenes disfrutando del sol y el mar. El pasatiempo favorito de los cubanos.
Los cubanos en general muestran una contínua alegría. Allá donde vayas, siempre están sonrientes y disfrutando de la vida a pesar de la calamitosa situación económica, de la opresión dictatorial y falta de libertades en la que se encuentran bajo la dictadura comunista.
Se muestran ajenos a su situación; son bastante indolentes, la verdad.
Esperar 45 min. para que te sirvan una ensalada, por ejemplo, es algo habitual en un país donde la gente no es muy dada a trabajar.
Urinarios públicos en medio del Carnaval. Vamos, viene siendo un armario de metal y ya. Anticancaneo total, oiga.
Así que es lógico que muchos vean en el Comunismo un régimen cómodo, puesto que tanto se trabaje poco, menos o nada, ciertas necesidades educativas, alimentarias y sanitarias están medio cubiertas. Del otro medio se encargan ellos con sus contínuos trapicheos y sobretodo, con la prostitución. Una prostitución que es asumida y practicada por un altísimo porcentaje de la población sin la carga moral ni tan estigmatizante que tenemos en Occidente ante tal actividad.
Washingtoneo en un puesto de feria de boniatos fritos.
Un país, en definitiva, lleno de contrastes y muy variopinto pero que deja un sabor agridulce.
Un país, del que destaco por encima de todo, al pueblo cubano; unos auténticos supervivientes.

martes, 7 de agosto de 2007

Edén de plástico

Punta Cana, República Dominicana. Un paraíso artificial, donde reinan los complejos turísticos en los que los turistas disfrutan de un lujo desmedido.
La room, para dos personas. Sobraba una cama...o faltaba alguien....
Todo es a lo grande: desde los apartamentos, hasta el lago- piscina con jacuzzi, rodeado de miles de palmeras. Desde el buffet, hasta los chiringuitos de la playa, donde a cualquier hora del día se puede disfrutar de cualquier bebida.
Lago-piscina del hotel. Con bar incluido en la piscina.
Al llegar al hotel nos colocaron la pulsera de turista residente, con lo que todo, a partir de ese momento, sería gratis.Vigo, encantado de estar en contacto con la naturaleza tropical.

En Punta Cana, los únicos entretenimientos son tomar el sol en las hamacas de la piscina, tomar el sol en la playa de acceso privado para turistas residentes y beber piña colada o cualquier otro cóctel.
Sé que suena a frase como de quien está hastiado de lujo y ociosidad, pero nada más lejos: es un tipo de ociosidad muy saludable para unos cuantos días, pero al final, tanto dolce far niente resulta cansino por improductivo.
Yo, respanchingao bajo las palmeras.
Desde el primer momento tuve la sensación de que poco o nada conoceríamos de la cultura autóctona y no me equivoqué: en nuestra burbuja el intenso calor de más de 30 grados y la altísima humedad, asfixiante, se hacían más llevaderos que de excursión cultural por una zona que poco mas ofrece de lo anteriormente citado.
A pesar de mi cuidado...hasta bajo las palmeras se quema uno!!
Tan sólo salimos de la burbuja una noche, donde cenamos en un típico restaurante-barracón-cutre ad hoc del trópico, hecho con cuatro palos y poco más, donde se podía disfrutar de una primera linea de playa.

Después nos encaminamos a Mangú, discoteca y punto de encuentro de todos los turistas de distintos complejos hoteleros, cada cual con su pulserita respectiva de su propio hotel.
Una cosa que estoy empezando a descubrir, maravillado, es lo reconfortante que resulta estar a más de 10.000 km de España, y comprobar cómo todos hablan español, conocen todo lo español, compartimos tantos conocimientos y oyen la misma música que aquí y además. ...a los españoles nos adoran!
En cuanto descubren nuestro acento, las atenciones y el intercambio comunicativo es instantáneo!
Ahora que estoy yendo por países hispanos estoy entrando como en una nueva dimensión; ciertos tópicos se difuminan y otros se acentúan.
Una Washingtonia Robusta, animadora ocio-cultural del hotel, descarada, picarona y calentorra.

En la discoteca, conforme iban transcurriendo las horas, los primeros en desaparecer fueron los requemados guiris yanquees y germanos, posteriormente los autóctonos de la isla, esos negros de fibrosísima constitución y culo respingón, y a las 06:00 pincharon un revival de la movida de los 80, en claro homenaje a los únicos que quedaban allí y los últimos en abandonar la discoteca, como no podía ser de otro modo: los españoles.
Para mí han sido unas auténticas vacaciones, ya que, por problemas de coordinación, al final nos quedamos más días de los previstos en un principio.
Restos de arena tropical, snif, en mi cocina de Mi Calle Alcalá
A ver dónde acabo mañana.....