martes, 27 de mayo de 2008

Cuestión de justicia


La Plaza de la Revolución, La Habana. En la fachada, el Che, omnipresente en cada rincón de la isla.
No me explayaré, pero tanta revolución y tanta lucha por la libertad, para acabar en una dictadura que en breve cumplirá 50 años... mal asunto. Hipócrita asunto.
Tan hipócrita como la falsa solidaridad de muchos. La Italianensis Vulgaris que ya no está, se dejó todas estas prendas olvidadas en su cajón.




Sí, sí, en total 23 piezas de ropa entre camisetas, tops y blusas. Ella, tan solidaria, tan oenegista, tan comunista y buenrollista... capaz de dar grandes lecciones de tolerancia a cualquiera que se cruzara por su camino con su acostumbrada insolencia, fue incapaz de donar tales prendas a Cáritas, a Cruz Roja o a cualquier organización ocupada a tal fín. No, qué va. La progre, simplemente las dejó ahí, abandonadas porque ya no le quedaban bien.
...................................Pues querida cínica, en La Habana, mucha gente a partir de ahora vestirá tus prendas abandonadas. Sí, sí, en esa isla donde la gente carece de alimentos, medios y libertad gracias precisamente al comunismo, esa ideología que tú tanto admiras, querida hipócrita.  
...................................Al fin encuentro una utilidad a tu paso por esta casa. Y me atrevo a ir más lejos: al fín "algo" ha tenido sentido en tu caótica y retorcida existencia.
Aunque para ello, no hayas hecho ningún esfuerzo y lo hayan tenido que hacer por tí, como es habitual en tí, querida lavapiesera.


Cuestión de justicia.

miércoles, 21 de mayo de 2008

Londonberry y punto.

Pues hija, la oferta, la más barata, por supuesto, que uno es ante todo devoto de la Virgen del Puño Cerrao. Y la oferta más barata resultó ser el viaje de ida con mi compañía, (donde mis queridas comettes me sentaron en primera cual vip) y el alojamiento en el vitoriano y grandioso Wellington, que además se encontraba en pleno centro de Londres y nudo de comunicaciones por excelencia, la estación Victoria.

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Por fuera, una suntuosa residencia vitoriana...por dentro otra cosa.


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Casualmente, también fue el mismísimo hostal donde se alojó la semana anterior Adrydú...también en viaje exprés aventurero, aunque creo que mi viaje fue bastante más provechoso que el suyo... bueno, según por donde se meta mire.
No te digo máis de lo céntrico que era: el Palacio de Buckingham en la calle de atrás; el Big Ben me servía de reloj; al lado el Támesis, por si en una urgencia no me funcionaba el lavabo y la Catedral de Westminster, para la misa mañanera, ea.
Eso sí, el hostal muy typical English: todo enmoquetadísimo, ligeramente cochambroso y ¡¡con un baño colectivo por planta!! - eso está muy bien para los encuentros morbosos- Adrydú dixit...menudo fresco está hecho!.


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El salón de la señora Ropper, con su moqueta y su relojazo.


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¿¡Mi inglés?! Tan deficiente como me temía...la gente me entendía, pero yo a ellos ni papa. Menos mal que allí estaba mi querido Glencito de Londonberry para echarme un capote y enseñarme la city de cabo a rabo.


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El Big Ben, o sea, mi despertador.


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El primer día pude tachar de un plumazo de los míos el 90% de los sitios que tenía programados en mi lista:
Abadía de Westminster, El Parlamento, el Big Ben, me pasé por en cá de la señá Elizabeth II, Catedral (Católica) de Westminster, Soho, Picadilly, Trafalgar, Covent Garden y Regent St.


.A más de 25 ºC y un cielo azul, oiga!


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El recorrido fue un poco a lo japonés, todo hay que decirlo, porque Glencito de Londonberry me llevó a matacaballo por cada sitio y con la lengua fuera bajo el intenso sol londinense.


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El Lunes, como Glencito trabajaba, me fui yo solo a ver el cambio de guardia de los pelochos -más conocidos como Guardia Real por la gente culta-.. Bueno, solo lo que se dice solo, no, porque junto a mí había otros 8.000 turistas de varias nacionalidades.


Qué graciosos. No sabía que los pelochos tocaban. Y ni más ni menos se arrancaron con una pieza de aire español, un pasodoble ¿Qué te parece?.



Tras hacerles 25 fotos y un video me encaminé hacia el British Museum donde me sumergí durante horas viendo obras de arte.


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La piedra Roseta. Me la esperaba megalítica, ¡pero es mu chica!


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La verdad es que el British Museum es el máximo exponente de la rapiña británica por todo el planeta: el expolio de piezas hindúes o chinas se entiende porque tuvieron antiguas colonias allí pero...qué coño hacen en la Pérfida Albión obras sumerias, babilónicas, africanas, musulmanas y andalusíes, egipcias, japonesas, romanas, griegas - ¡por favor! si han arramplao con medio Partenón de Atenas!!!- obras incas, mayas y piezas aztecas - ¿pero cuándo los ingleses han llegado a tales latitudes?-.


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- Un ídolo babilónico...


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..y medio Partenón


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En fin y parafraseando a Beby -los ingleses empezaron su Imperio con la inestimable ayuda de los piratas ...- menuda redicha la Beby!.
¡Bueno, al menos tienen buen gusto robando!

Otra visita obligada: el Natural History Museum, un impresionante edificio que alberga un interesante contenido audio-visual didáctico y científico. Abundantes fósiles y grimosillas disecaciones.


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¡Sprough!-¡ un dodus marsónicum!


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Y por supuesto el archiconocido fish&chips, una de las pocas aportaciones gastronómicas de la cocina británica, muy rico.


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El pescadito frito con su puré de guisantes y patatitas. ñam, ñam!


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En conclusión, que el pueblo de Glenn me gustó mucho: unos edificios muy señoriales, otros de una grandiosidad apabullante, rinconcitos con encanto, plazas concurridas y casitas típicas de postal. Typical London.


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Un besazo a Glencito de Londonberry por su gracia y salero, por haberme enseñado tan bien toda la ciudad y por lo bien que lo he pasado con él, con Peni y compañía, echándonos unas risas al calor de una vela y con unas cuantas pintas!


¡Qué bien me ha tratado el pueblo británico!

lunes, 5 de mayo de 2008

¡¡¡Esta vez pisaré la calle!!!

Me voy de aventura a la ciudad en la que tantas veces he estado pero sin salir del avión y sin ver nada.
Unas mini-vacaciones yo solito a la que otrora fue la capital del Imperio.

Ja, ja, me siento como las niñatas pijas de la era franquista, que se iban disimuladamente en viaje relámpago a Londres para abortar a una clínica de buenas perras...