Este puente de S. Isidro hice una escapadita a Valencia; bueno, mejor dicho a Sagunto, bueno, mejor dicho a Puerto Sagunto (que por lo visto es donde finalmente hice la reserva del Hostal, creyendo que ambas localidades eran la misma).
En Valencia tengo una amiga, la Nuri Camprubí Muxols, una pija reciclada en clase media, aunque apenas nos pudimos ver, ya que mi viaje fue tan improvisado que no conté con que ella estaba muy ocupada con asuntos laborales.
Era la primera vez que visitaba Valencia y la verdad es que me encantó: tan bulliciosa, tan cancanera, tan cálida, tan cancanera, tan gótica, tan cancanera, tan llena de guiris... Como se celebraban las fiestas en honor de la Patrona, la Virgen de los Desamparados, estaba todo a tope!
Caí en todos los tópicos posibles: sol, playa, discoteca, fotos, paella, horchata y helados. Eso sí, no hice autostop, que también es muy típico de Levante, pero ya sabemos de sobra cómo acaban esas aventuras tan arriesgadas... (glups!)
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No presencié ningún crimen, pero el día que fuí a visitar Sagunto me tenía que volver a mi hostalito de Puerto Sagunto, y el único bus que se suponía que debía pasar a las 22:40, jamás pasó... tras estar cerca de una hora en un lugar inhóspito, de noche cerrada y conductores que me miraban con curiosidad me vino a la mente la frase de
La Prohibida:
-"Valencia: tierra de crímenes".
Ay! Yo ya me veía de cabecera de crónica negra del Canal Nou!
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Pero como ya le comenté a
Coxis , al final no llegó la sangre al Turia.
(Que por cierto, vaya numerazos que se organizan en el antiguo cauce del Turia!)..
Naranjas Valencianas