Anoche, a altas horas de la madrugada presencié a través del patio una intensa discusión de dormitorio entre la vecina de enfrente y un chico español.
Todavía no me ha quedado claro quién o quiénes viven en el piso de enfrente. En verano era un nutrido grupo de chirigüeños, reggaetoneando todo el santo día, pero con la llegada del otoño el piso parecía estar deshabitado.
Ahora hay una chica, del otro lado del Atlántico (¡qué eufemismo!) bastante discreta y nada follonera.
Pero la movida que tuvo anoche con el chico fue de lo más reveladora: por lo visto él le estaba increpando que ella hubiese estado recientemente con un hombre de 50 años. Ella le pedía perdón repetidamente, que no había sido amor (¿tal vez una obsesión?) pero él la puso a caldo, de interesada, de golfa y de to.
La discusión se prolongó a lo largo de 20 interesantes minutos sin cortes publicitarios.
Por entre las cortinas se vislumbraba el contorno de ambas figuras: ella menudita, él alto y de complexión atlética.
Al final decidieron no volver a verse nunca más, el chico salió escopeteado y ella apagó la luz y se volvió a acostar.
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Desde la cocina de su casa, Gunillo para informativos de “Miro la Vida Pasar"
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La sombra de mi vecina y de su ex-novio en un momento de confesiones....
2 comentarios:
Que cotillaaaa!
Para la próxima foto que sea con rayos X para ver el interior del piso de tu vecina
Que sano es esto del cotilleo, y encima airear lo cotilla que es uno sin tapujos.
Chapeau Gunillo.
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