Gunilleando, Gunilleando

Pues sí amigos, por fin me he decidido a hablar de Gunilla Von Bismarck, inspiradora de mi mote y de muchas otras cosas.
La condesa Gunilla von Bismarck representa como ninguna la época dorada de Marbella, antes de verse inundada en los 90 por giles, cachulines-pantojiles y mafias de Europa del Este.
La de Gunilla era la Marbella de la jet-set (aunque ninguno tenía avión privado, pero eso nos da igual), del lujo, de la prensa rosa de alto nivel, de los paparazzi, de las fiestas honoríficas para recaudar fondos para la protección de la marsopa californiana, de la cabra patirroja de Alburquerque u otras causas de semejante envergadura.
Junto a Gunilla estaban personajes de la talla de don Jaime de Mora y Aragón hermano de la Reina Fabiola de Bélgica, el príncipe Alfonso de Hohenlohe, el magnate árabe Kasshoghi , el rey Fah…

Gunilla haciendo el chorra con su inseparable ex-marido en una fiesta.

En la Marbella de Gunilla había ricos muy ricos y había ricos muy tiesos. Pero todos eran tan fotogénicos, tan educados y de tan rancio abolengo que daba gusto.
La propia Gunilla es descendiente de una aristocrática familia germana y bisnieta del Canciller Otto von Bismarck, que todos hemos estudiado en Historia como artífice de la unificación de Alemania en el s XIX tras la guerra Franco-Prusiana.
Con semejante pedeegree puede resultarnos chocante que le debiera dinero hasta al carnicero de la plaza del mercado y que sobreviviera a base de exclusivas absurdas, como la del divorcio de su marido Luis Ortiz, junto al cual siempre se la puede ver en cualquier sarao, pero Gunilla siguiendo los dictámenes de la hidalguía española, no estaba dispuesta a trabajar, porque ella aparte de condesa, es muy chula, se lo podía permitir y punto.
Claro, que todo este esplendor desapareció con la llegada de un constructor mafioso, burdo, cateto y ordinario junto con su panda de nuevos ricos recién bajados del andamio.
C´est la vie…!