Estoy de lo más
jartible con esto de los viajecitos, de modo que esta entrada será con la que daré carpetazo final a esos capítulos compuestos por cientos de fotos con texto alusivo.
El otro día estuve por Guayaquil, Ecuador, una ciudad con cierto encanto, bañada por una inmensa ría (que ríete tú del Manzanares) y que en su día fue una prosperísima ciudad gracias a la exportación del cacao en todo el mundo.
Casas genuínas de la época floreciente, a principios de siglo XX, en Museo Histórico Guayaquil.
Y es que como dice la canción:
"...Guayaquil es un oasis de riqueeeeza
donde el sol, cuando se pone canta una cancióóón"...
Pero eso fue, como ya digo, cosa de otros tiempos porque ahora la ciudad, a pesar de sus vestigios de grandeza, no reluce tanto como antaño,verdad señor Tucán?.
Simpático tucán posando en el Museo Histórico de Guayaquil.
El Museo Histórico de Guayaquil es un enorme parque imprescindible para conocer en su propio hábitat, la exótica fauna y flora de Ecuador (monos, cocodrilos, jabalíes, loros, mapaches, perezosos, manglares, flores del paraíso...) además de poseer información adicional de la creación y desarrollo de la ciudad, con construcciones rurales típicas y antiguos aperos de labranza.
...........................................
En la ciudad llaman la atención los edificios de estilo neoclásico y colonial:
Peazo ayuntamiento.....

...y otro edificio sin determinar
Por cierto, en la Plaza de la Catedral hay un parque, en el que las iguanas campan a sus anchas cual animalillos domésticos. La gente las acaricia, las coge y por supuesto, se hacen fotos con ellas. Yo como no podía ser menos, posé con uno de estos reptiles prehistóricos, glups!
............................................
Allí la marca de helados también tiene un nombre muy vinculado con el frío....

Lo más bonito de Guayaquil es el cerro de
Las Peñas, una delicia de colina, vertebrada por una angosta escalinata en la que cada peldaño tiene su número y en la que a ambos lados se hallan casitas multicolorines.

...ora verde...

...ora naranja...

...ora rosa

...con sus templitos floreados en los que orar y hacer un alto en la escalera.
...........................................Otro día nos fuimos a ver las ballenas, que por lo visto, se acercan mucho a la costa en esta época del año para criar.
El viaje en cuestión nos llevó más de tres horas hasta la otra punta de Ecuador, por unas carreteras infernales, donde los conductores iban por el medio de ambos carriles y los pocos viandantes del camino cruzaban despreocupadamente y sin mirar, de un lado a otro de la carretera.
Los pueblos ecuatorianos, lejos de tener encanto, lucen un deplorable aspecto, como si de barracones improvisados en un descampado se tratase. Apenas están asfaltados y la falta de limpieza es palpable doquiera que se mire.
Aunque en algunas ocasiones haga falta recurrir a la intervención divina para conservar la limpieza vial!
............................................
Y tras tantas penurias, mareos y riesgos mortales por carreteras recónditas, al fin, ellas.
