Santiago de Chile mira la primavera austral engalanada de adornos, mientras se prepara para encarar la Navidad más cálida de los últimos veranos...
...............................................Mientras tanto en el hemisferio norte nos preparamos en casa para recibir a la nueva inquilina, ahora Cristina, que entrará oficialmente el 1 de Diciembre.
Y qué mejor que empezar por deshacernos de los escasos y deslabazaos platos que teníamos por ahí rondando y comprar unos como dios manda.
Platos llanos, hondos y de postre que lucen así de rebonitos. Con pañuelitos a juego, oiga. Una casa bien conjuntada.
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Y hablando de casas; me precipité en hacerme con lo último de La Casa Azul...

Ufff! Más de lo mismo. El
tonti-pop de este grupo no da más de sí tras tres discos idénticos en factura, ritmo, producción y letras. De nuevo alusiones pseudo-intelectuales ahora aderezadas con la machacadísima estética japonesa. Vamos, un rollo que ya huele.
En el corte nº1 se menciona a
Yma Sumac, la gran diva Washingtoniana del universo
Gunimars que ahora reivindicarán hordas de profanos por puro snobismo.
Atención al corte nº6, No más Myolastán, un cruce entre la sintomía de El Gran Prix de Verano y el Lucky de las Lucky Twice.
En el corte nº7, La Gran Mentira se define perfectamente el disco:
"...en espera de algo mejor, es el timo de la estampita...".
Pues eso precisamente.