¿Son cosas mías o estas frutas tropicales me están sugiriendo algo que sólo yo veo? ¿El artista sufrió un lapsus freudiano cuando lo pintó?.
Y aquí poso yo, en el ventanal de mi room.
La Habana, ciudad donde se dan dos estéticas fundamentalmente. La del espléndido pasado colonial español, del que quedan algunos vestigios:
Escuela Primaria Carlos Hernández Fernández...
...Capitolio y Teatro Nacional de Cuba. Precioso.
Y construcciones soviéticas de un funcionalismo tan frío y áspero como el hormigón armado del que están hechas y que constituyen un extraño horizonte urbano:
Una encantadora casita de chocolate colonial, flanqueada por un tosco edificio de más de 400 viviendas y otro crimen arquitectónico de color rosa. ...........................................
Hasta un sitio en principio alegre y colorín como un parque infantil se ve atrapado en esa estética rancia, pobretona y gélida comunista. Al fondo, barracones....................................
El Sábado dimos una vuelta por los mercadillos, y visitamos la catedral barroca.

Allí, un simpático cubano nos insistió para que fuésemos a comer a un lugar cercano. Creíamos que sería el "relaciones públicas" de un restaurante; pero no. ¡
Nos llevó a su propia casa!
¿Una casa en ruinas? ¡No! ¡Un Paladar en pleno auge!!Donde su mujer se afanaba en cocinar para todo aquel que quisiera pasarse por el comedor de su casa. Y allí nos encontramos, dispuestos a almorzar en el comedor de una casa privada, entre fotos de la comunión del niño y de la abuela y cascotes por doquier.
Estos sitios se llaman Paladares, y algunos hasta pagan impuestos aunque la mayoría es de trapicheo, como todo en aquel país asolado por el Comunismo y el bloqueo internacional.
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Un Comunismo del que hay muestras en cada calle, en cada esquina, con fotos del dictador
Castro y las consabidas del
Che.
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Después fuimos a la Casa Asturiana, que al igual que la Casa Gallega, son palacetes donde se dan cita españoles o descendientes de españoles a degustar sus platos autóctonos sumidos en la nostalgia.
Si no poso con la banderita, me da algo.
El
Edificio Bacardi, con su legendario murciélago en la cúspide.

El colorido de las calles, a veces es espectacular.
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Una cosa que aún se me escapa es porqué los autobuses escolares son franceses. Que yo sepa, ningún país francófono ha sido nunca comunista...

Un dato curioso: me han comentado que la embajada de EE.UU, se halla rodeada de altísimas banderas negras, de luto riguroso (con una estrella, por supuesto), para tapar y eclipsar la bandera yanquee de las barras y estrellas...
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El Domingo me fui a dar una vuelta yo solo por ahí. El hotel estaba al lado del Malecón, por lo que el paseo por allí era de obligada visita. Lo cierto es que el Malecón no es nada: tan sólo un paseo marítimo de cemento armado. Aún así es tan mítico y tantas veces fotografiado que no me pude resisitir.
Washingtonia Melancóliquez , ante el azul inmenso.
Jóvenes disfrutando del sol y el mar. El pasatiempo favorito de los cubanos.Los cubanos en general muestran una contínua alegría. Allá donde vayas, siempre están sonrientes y disfrutando de la vida a pesar de la calamitosa situación económica, de la opresión dictatorial y falta de libertades en la que se encuentran bajo la dictadura comunista.
Se muestran ajenos a su situación; son bastante indolentes, la verdad.
Esperar 45 min. para que te sirvan una ensalada, por ejemplo, es algo habitual en un país donde la gente no es muy dada a trabajar.
Urinarios públicos en medio del Carnaval. Vamos, viene siendo un armario de metal y ya. Anticancaneo total, oiga.
Así que es lógico que muchos vean en el Comunismo un régimen cómodo, puesto que tanto se trabaje poco, menos o nada, ciertas necesidades educativas, alimentarias y sanitarias están medio cubiertas. Del otro medio se encargan ellos con sus contínuos trapicheos y sobretodo, con la prostitución. Una prostitución que es asumida y practicada por un altísimo porcentaje de la población sin la carga moral ni tan estigmatizante que tenemos en Occidente ante tal actividad.
Washingtoneo en un puesto de feria de boniatos fritos.
Un país, en definitiva, lleno de contrastes y muy variopinto pero que deja un sabor agridulce.
Un país, del que destaco por encima de todo, al pueblo cubano; unos auténticos supervivientes.