Yendo de compras por Mi Calle de Alcalá con Mi Churri Cabezón Que Es Bien Rebonito ( a partir de ahora M.C.C.Q.E.B.R., siguiendo la estela borrega de algunos blogueros) entramos en el inefable DIA%, supermercado barriobajero y de paupérrimo aspecto soviético que ha marcado mi vida en Madrid y del que soy gran devoto.
Glencito de Londonberry ya experimentó in situ las excesivas confianzas en el trato a los clientes que se tomaba la oronda cajera de hace cuatro veranos, que sin ningún pudor te preguntaba a grito pelao por dónde habías estado porque ya te echaba de menos, o expresaba sin rubor sus temores acerca de un vecino anciano que hacía tiempo que no frecuentaba la tienda con un:
-“no sé yo ese pobre hombre…pa mí que ya ha cerrao el ojo” (sic)
Apremiaba a los clientes guachupines rezagados con un:
-“venga, la del gorro, rápido, rápido, por esta caja, vamos!!”
Y un sinfín de familiaridades chabacanas que hacían las delicias de los allí congregados.
…..
Pero lo de la nueva encargada de perpetuo ceño fruncido deja en figurillas estos modales.
Retomando el inicio del relato, MCCQEBR (alias Marsónico) y yo nada más poner un pie oímos unos gritos:
-¡¡Hija de puta!!! ¡¡Me cago en tu estampa, hija de puta!!
Era la encargada, que en esos delicados términos zarandeaba a una clienta a la que había pillado robando por enésima vez.
-¡¡Todos los días lo mismo, serás hija de puta!! ¡Devuelve todo lo que has pillado, sinvergüenza!
Y allí la incauta, algo ruborizada, mirada indiferente, se abría la chaqueta para dejar caer el aceite, las latas, el choped y los quesitos que se había escondido.
…
Tras el bochornoso incidente, las marujas del lugar comenzaron a indagar sobre el caso preguntándole a la propia encargada algunos detalles de forma discreta:
-¿Y esa mujer es de por allí, no? ¿O de aquí? –con la sospecha de que semejante acto vandálico era más propio de una inmigrante.
-No, no, ésa es de aquí. Que por aquí hay también de ésas… -contestó la encargada en los mismos términos enigmáticos dejando claro que en el solar patrio también hay ladrones.
En fin, un hurto famélico que, aunque en este caso fue frustrado, irá desgraciadamente en aumento en estos tiempos de crisis, hambre e incompetencia zopenca.
Y siempre estará allí, como telón de fondo, escenario sin par y testigo imperturbable el supermercado más cochambroso de ayer, hoy y siempre; el DIA%.
Glencito de Londonberry ya experimentó in situ las excesivas confianzas en el trato a los clientes que se tomaba la oronda cajera de hace cuatro veranos, que sin ningún pudor te preguntaba a grito pelao por dónde habías estado porque ya te echaba de menos, o expresaba sin rubor sus temores acerca de un vecino anciano que hacía tiempo que no frecuentaba la tienda con un:
-“no sé yo ese pobre hombre…pa mí que ya ha cerrao el ojo” (sic)
Apremiaba a los clientes guachupines rezagados con un:
-“venga, la del gorro, rápido, rápido, por esta caja, vamos!!”
Y un sinfín de familiaridades chabacanas que hacían las delicias de los allí congregados.
…..
Pero lo de la nueva encargada de perpetuo ceño fruncido deja en figurillas estos modales.
Retomando el inicio del relato, MCCQEBR (alias Marsónico) y yo nada más poner un pie oímos unos gritos:
-¡¡Hija de puta!!! ¡¡Me cago en tu estampa, hija de puta!!
Era la encargada, que en esos delicados términos zarandeaba a una clienta a la que había pillado robando por enésima vez.
-¡¡Todos los días lo mismo, serás hija de puta!! ¡Devuelve todo lo que has pillado, sinvergüenza!
Y allí la incauta, algo ruborizada, mirada indiferente, se abría la chaqueta para dejar caer el aceite, las latas, el choped y los quesitos que se había escondido.
…
Tras el bochornoso incidente, las marujas del lugar comenzaron a indagar sobre el caso preguntándole a la propia encargada algunos detalles de forma discreta:
-¿Y esa mujer es de por allí, no? ¿O de aquí? –con la sospecha de que semejante acto vandálico era más propio de una inmigrante.
-No, no, ésa es de aquí. Que por aquí hay también de ésas… -contestó la encargada en los mismos términos enigmáticos dejando claro que en el solar patrio también hay ladrones.
En fin, un hurto famélico que, aunque en este caso fue frustrado, irá desgraciadamente en aumento en estos tiempos de crisis, hambre e incompetencia zopenca.
Y siempre estará allí, como telón de fondo, escenario sin par y testigo imperturbable el supermercado más cochambroso de ayer, hoy y siempre; el DIA%.
7 comentarios:
Ay, no puedo con ellos, creo que entré una vez o dos y es lo peor. Mientras pueda compraré en otros sitios, jajajajaja.
Muy bueno tu relato, y como no creo que en breve nos salve ni el PaPa, la situación mangueril seguirá aumentando: para gran regocijo de los que nos dedicamos a lo contrario...jejejejeje
Ja, ja. Qué razón tienes: ni los zopenqueos ni los papanatismos nos van a sacar de esta mierda en la que estamos.
Por cierto...
¡¿¡Eres de los que llevan porra y grilletes?!?!
Ya verás cuando Li te cuente las historias que ha vivido ella en los DIA% de su barrio y del ídem de Salamanca... creo que esto va en la cadena!
Uy NO!, yo soy más fino...uso la electrónica!, jajjajajajaa
Acabo de descubrir un DIA% frente al Respiro!!!! En plena Gran Vía, oiga!!! (vengo de allí con la ketchup, de tomar cañas y tapas, y bien divertido ha sido!)
pero dónde encuentran a esa gentuza? cuando voy al super en london nunca me pasa nada así. ay ay ay.
glenecito
GLENCITO, you know: Spain is different, and DIA% even more...
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