Esto es una ruina, oiga.

Eso sí, los griegos muy majos. Tienen ese carácter mediterráneo acogedor y cercano pero sin ser bullangueros, gritones ni ir disfrazados tan modernos como los italianos.

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Columnas de entrada a la Acrópolis.
El griego es un idioma que al oído es idéntico en entonación y pronunciación al español, algo que resulta muy curioso. Y algunas palabras son fáciles de entender puesto que se han universalizado y hecho comunes a muchos otros idiomas; me refiero a palabras y partículas del tipo: micro, macro, éxodos, aeródromo, contusión, plataforma, fruta, peripecia….y un larguísimo etcétera.

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Partenón semiapuntalado con andamiajes metálicos

.Las Cariátides aguantando el peso de la popularidad.

.Un arco... o lo que queda de él.

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Mi vocabulario en griego no da mucho de sí, lo básico y necesario para realizar mis funciones a bordo que ya sabéis que entrañan una gran dificultad:
- calimera (buenos días)
- calispera (buenas tardes)
- calinijta (buenas noches)
- yasas (hola y hasta luego)
- portocalada (zumo de naranja)
- neró (agua)
Claro, que como ya indiqué antes, la pronunciación es tan a la española, que los pasajeros se creían que éramos tripu griega y tras el saludo inicial se lanzaban a charlotear tan amigablemente que no te quedaba más remedio que cortarles educadamente con un “sorry in English, please”.
Por cierto, hasta los abuelillos campesinos de un pueblo perdido te hablaban en inglés casi perfecto; qué fuerte, vamos, igualito que en España.
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Templo de Zeus.

.Columnas del Templo.

.Quesito Burgo de Arias.

.La Acrópis desde el Templo de Zeus.

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Aunque no todo eran templos del año Pericles. El actual arte religioso ortodoxo también da mucho de sí.

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Bóveda de una capilla ortodoxa.

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Imagen icónica: La Virgen con el Niño y fondo dorado.

Anécdotas que quedarán para el recuerdo: la rubia con aerofobia que lloraba amargamente entre jipidos entrecortados. La estudiante que perdió el conocimiento ante el escandalazo general del pasaje de secundaria y la indiferencia total de mi jefa. El rarito con pinta de talibán que decía precisar oxígeno medicinal y esa estampa tan autóctona y genuina de los asistentes a un funeral, subiendo al avión de luto riguroso y cariacontecidos.

Chulazo haciendo sus quehaceres de guarda.

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Por cierto, los bollos rellenos de chocolate del catering, mmm de fábula, oiga.