

Eso sí: ha sido uno de los mejores y más divertidos pelotazos que he vivido en mi vida.
Como por los países árabes, tan modernos, tolerantes y respetuosos, (en este caso Teherán, capital de Irán) la condición femenina vale el equivalente a una gallina clueca, la tripulación tenía que estar compuesta única y exclusivamente de hombres. Sí, queridas. Mis compañeras estaban vetadas, excepto las jefas de cabina, que debían de ir rigurosamente vestidas de negro, completamente tapadas, andar tres pasos por detrás de los hombres, no mirarles directamente a los ojos y posiblemente con trapajo negro en la cabeza. Así son los moritos de majos, ¿eh?

Por cierto, no os dirijais directamente a una mujer casada para preguntarle si quiere beber o si desea comer pollo o ternera, queridas. Algunas de ellas, temerosas y bajando la cabeza en señal de sometimiento, no os contestarán por respeto al marido, el cual te indicará que sólo te dirijas a él y no a su esposa.
¡Queridas, que maravilloso es el mundo islámico!
Luego que me rebata este argumento un giliprogre pro-musulmán que me lo como con patatas.
Maravilloso alfombrado sin fín en una mezquita de Damasco.
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Al final, la compañía decidió que el paso por Teherán era demasiado arriesgado para las mujeres y la tripu se dividió en dos: a Teherán sólo hombres. A Damasco, capital de Siria, que es un país bastante menos fanático, tripu mixta.
Patio y frontal de la mezquita.
Ruinas de algo...
Mezquita night.
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Claro…¡que vaya tripu! Una tropa de locazas capitaneadas por la Duquesa y la Marquesa, dos grandes mamarrachas de la aristocracia aérea, tan plumonas como divas; realizando coreografías a ritmo de un cuplé entre vítores y aplausos, improvisando un concurso de cuerpazos (en el que el bello rumano se llevó la puntuación más alta) y demás espantajadas sin fín.
Vamos, que si las mujeres estaban vetadas, nosotros corríamos el riesgo de que nos metieran una pedrada o nos colgaran del pino más alto a la mínima de cambio; aunque finalmente, no llegó la sangre al río, queridas.
Y así, entre carcajadas y majaderías a chorrazo de aceite puro, hemos pasado unos estupendos momentos por tierras infieles.
¡¡Por favor, quiero tripulación fija ya!!