Hay momentos en la vida en que un individuo se puede encontrar en un callejón sin salida. Todas las esperanzas, el esfuerzo y la ilusión están fijados en un único objetivo que nunca llega a dar sus frutos por falta de tenacidad, por mala suerte, por no ser consciente de las limitaciones de uno mismo…o porque en un momento dado en la vida de una persona, ese objetivo deja, de repente, de ser apetecible. Es como encontrarse con una pared que te hace dar media vuelta y empezar de cero.
Hay otras ocasiones en las que el individuo se encuentra en un cruce de caminos. Aparentemente esta opción es más liberadora que la de encontrarte de bruces con un paredón que te hace retroceder, pero no por ello es menos difícil de afrontar. Las esperanzas e ilusiones están fijadas en múltiples objetivos, a los que el individuo nunca se llega a volcar del todo y en cuya realización se queda “a medio gas”. El refrán español “quien mucho abarca poco aprieta” sería la frase que mejor definiría esta situación.
Pero llega un momento en que la indecisión de qué dirección tomar ante un cruce de caminos puede paradójicamente convertirse en sí misma en un obstáculo como un paredón torpe e invisible, por lo que hay que elegir un camino, abandonando los otros y centrándose únicamente en un objetivo claro que dé frutos.
Toda elección conlleva un proceso de descarte, de exclusión de otras opciones posibles que nunca llegaremos a saber si serían las adecuadas o no. Por ello elegir es difícil.
Pero, ¿quién dijo que todo en esta vida fuera fácil?.
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Hay otras ocasiones en las que el individuo se encuentra en un cruce de caminos. Aparentemente esta opción es más liberadora que la de encontrarte de bruces con un paredón que te hace retroceder, pero no por ello es menos difícil de afrontar. Las esperanzas e ilusiones están fijadas en múltiples objetivos, a los que el individuo nunca se llega a volcar del todo y en cuya realización se queda “a medio gas”. El refrán español “quien mucho abarca poco aprieta” sería la frase que mejor definiría esta situación.
Pero llega un momento en que la indecisión de qué dirección tomar ante un cruce de caminos puede paradójicamente convertirse en sí misma en un obstáculo como un paredón torpe e invisible, por lo que hay que elegir un camino, abandonando los otros y centrándose únicamente en un objetivo claro que dé frutos.
Toda elección conlleva un proceso de descarte, de exclusión de otras opciones posibles que nunca llegaremos a saber si serían las adecuadas o no. Por ello elegir es difícil.
Pero, ¿quién dijo que todo en esta vida fuera fácil?.
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2 comentarios:
¿y alguien ha dicho que algo de esta vida lo fuera?, en la mía nada lo es, pero me gusta así, al fin y al cabo es la que tengo...
Retoma este blog, que vivió épocas memorables.
Venga
Lou
Es lo que tiene cuando uno es de mente inquieta y no se conforma con seguir un camino que sabe que no le llena, porque necesita más. De todas formas, querido, mente inquieta, culo inquieto!
Muaks!
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