viernes, 3 de marzo de 2006

El Niño de York


Pocas veces se saca algo en claro de una noche. En mi caso desde luego, nunca. Pero en algunas ocasiones la suerte planea por donde menos te lo esperas y en pleno momento de camisa de mantel de picnic, te encuentras con guiris de camisetas sin mangas y retostados por el sol madrileño.

España acaba conquistando a todo aquél que pasa por aquí, y en especial a los guiris anglo-germanos. Pero gracias a Dios hay quien no se queda en el mero tópico de sol, sangría y juerga flamenca y se dedica a ahondar en todo lo que rodea la cultura de un país con todo lo que ello conlleva: geografía e historia, arte y actualidad (política, social y rosa of course). Desgraciadamente poca gente (incluso entre los oriundos españoles) llega a manifestar por todo ello tanto interés.
Y claro, de ahí surgen curiosos cruces entre la excentricidad inglesa y el españoleo cañí, como tener a buen recaudo debajo de la cama un pata negra o confesar sin el menor rubor, mientras se degusta una tapa de morcilla patatera, que los baños y las cocinas deberían estar enmoquetados. (¡!).

Del hallazgo de una especie de trapo con palo, llamado fregona y del descubrimiento de una tal Maria Teresa Campos, hablaremos en otra ocasión…
.
X
.
.

Pocos consiguen una inmersión cultural tan graciosa y pintoresca.

No hay comentarios: